Cuando un pintor, tiene frente a él un lienzo en blanco, y se dispone a crear una obra de arte, lo primero que tiene en sus manos son sus colores, y estos se convierten en la herramienta de su expresión; con base a estos, transmite una idea de paisaje tal cual se presenta en su cabeza. En la creación de esta obra, él cuida que hasta el más mínimo detalle represente lo que en realidad busca crear de la visión que tiene en su cabeza. Y es con constancia y trabajo, como poco a poco la idea que alguna vez tuvo cabida en su mente, hoy es una gran obra que los demás podemos apreciar y entender como un fragmento de la representación del mundo que alguna vez alguien se imaginó.